lunes, 31 de agosto de 2009

Eduardo Galeano

18 de mayo de 1780

En esta guerra, que ha hecho crujir la tierra con dolores de parto, Micaela Bastidas no ha tenido descanso ni consuelo. Esta mujer de cuello de pájaro recorría las comarcas haciendo más gente y enviaba al frente nuevas huestes y escasos fusiles, el largavistas que alguien había pedido, hojas de coca y choclos maduros. Galopaban los caballos, incesantes, llevando y trayendo a través de la serranía sus órdenes, salvoconductos, informes y cartas. Numerosos mensajes envió a Túpac Amaru urgiéndolo a lanzar sus tropas sobre el Cuzco de una buena vez, antes de que los españoles fortalecieran las defensas y se dispersaran, desalentados, los rebeldes. Chepe, escribía, Chepe, mi muy querido: Bastantes advertencias te dí...
Tirada de la cola de un caballo, entra Micaela en la Plaza Mayor del Cuzco, que los indios llaman Plaza de los Llantos. Ella viene dentro de una bolsa de cuero, de esas que cargan yerba del Paraguay. Los caballos arrastran también, rumbo al cadalso, a Túpac Amaru y a Hipólito, el hijo de ambos. Otro hijo, Fernando, mira.
El niño quiere volver la cabeza, pero los soldados le obligan a mirar. Fernando ve cómo el verdugo arranca la lengua de su hermano Hipólito y lo empuja desde la escalera de la horca. El verdugo cuelga también a dos de los tíos de Fernando y después al esclavo Antonio Oblitas, que había pintado el retrato de Túpac Amaru, y a golpes de hacha lo corta en pedazos; y Fernando ve. Con cadenas en las manos y grillos en los pies, entre dos soldados que le obligan a mirar, Fernando ve al verdugo aplicando garrote vil a Tomasa Condemaita, cacica de Acos, cuyo batallón de mujeres ha propinado tremenda paliza al ejército español. Entonces sube al tablado Micaela Bastidas y Fernando ve menos. Se le nublan los ojos mientras el verdugo busca la lengua de Micaela, y una cortina de lágrimas tapa los ojos del niño cuando sientan a su madre para culminar el suplicio: el torno no consigue ahogar el fino cuello y es preciso que echándole lazos al pescuezo, tirando de una y otra parte y dándole patadas en el estómago y pechos, la acaben de matar.
Ya no ve nada, ya no oye nada Fernando, el que hace nueve años nació de Micaela. No ve que ahora traen a su padre, a Túpac Amaru, y lo atan a las cinchas de cuatro caballos, de pies y de manos, cara al cielo. Los jinetes clavan las espuelas hacia los cuatro puntos cardinales, pero Túpac Amaru no se parte. Lo tienen en el aire, parece una araña; las espuelas desgarran los vientres de los caballos, que se alzan en dos patas y embisten con todas sus fuerzas, pero Túpac Amaru no se parte.
Es tiempo de larga sequía en el valle del Cuzco. Al mediodía en punto, mientras pujan los caballos y Túpac Amaru no se parte, una violenta catarata se descarga de golpe desde el cielo: cae la lluvia a garrotazos, como si Dios o el Sol o alguien hubiera decidido que este momento bien vale una lluvia de ésas que dejan ciego al mundo.

Eduardo Galeano

La ejecución

La ejecución  de Micaela

Micaela aparece dentro de una bolsa de cuero,  arrastrada por un caballo.

VERDUGO.          ¡Arre caballo !

MICAELA           (Voy a morir y no me asusta)

Micaela sube al cadalso. Su hijo Fernando es obligado a mirar.

VERDUGO           ¡Mira! Así mueren los que traicionan al rey!

FERNANDO        ¡mamita!

SUBE HIPOLITO.

HIPOLITO           ¡Padre! ¡Madre!  ¡!

El VERDUGO LE COLOCA LA HORCA. LE ARRANCA LA LENGUA CON UNA TENAZA.  Y LO EMPUJA DESDE LA ESCALERA DE LA HORCA.

MICAELA           ¡hijo de mis entrañas! ¡hijoooooooo!

Verdugo           Calla, mujer

Cuelgan a Antonio Bastidas y  andres tupac amaru

Micaela           ¡hermanooos! 

cuelgan a  antonio oblitas.

antonio            ¡volveré a pintar a mi padre tupac! ¡Kausachun taytanchis Túpac Amaru!

LO CORTAN con un hacha EN PEDAZOS

MICAELA           ¡hermanito!

aparece tomasa

Tomasa             ¡no llores hermana! ¡te esperare !

MICAELA           ¡hermanita! 

la aplican el garrote a tomasa.

fernando        ¡tiitaaaaaaaa!

sube al tablado micaela. el verdugo le busca la lengua para cortasela.

micaela           ¡jamás me cortareis la lengua! ¡jamas! ¡nuestra muerte será fecunda! ¡vendrán otros!

VERDUGO           ¡Abre la boca, mujer! 

la boca de micaela sangra, la golpean más. cansados, desisten. le aplican el garrote

micaela           ¡viva Tupac amaru!  ¡viva nuestra patria!

VERDUGO           ¡cierra la boca, mujer! 

Micaela se ahoga con la sangre de su boca. El garrote apenas le aprisiona el cuello dolorosamente. Pero sigue viva.

tupac                 ¡aaah! ¡!malditos!             

arreche hace una señal. los verdugos. le echan un lazo al cuello de micaela.  la zarandean y dan puntapies en el pecho y en el estomago. despues de un rato se hace silencio .ya no se oye la voz de micaela. la abandonan. se apagan las luces.

aparece un angel con una bandera peruana y tapa el cuerpo de micaela. musica de fondo tenue.  micaela  se levanta.

 

micaela            ¡Viva Mi Pueblo! ¡Vendran Otros Tiempos! ¡Vendran Otras Gentes! ¡No Podran Contra Nosotros! ¡Lucharemos Una Y Otra Vez! ¡Lucharemos Por Nuestra Libertad! ¡Lucharemos Por Nuestra Patria!


(Adaptado de la presentación de los estudiantes de Ingeniería Agroindustrial de la UNAMBA )


 

Himno a Micaela Bastidas

LETRA Y MÚSICA DE JOSÉ M. HUERTA C.

 

CORO

 

¡Fuerza de honor y de fe!

Por la Patria, ¡Adelante a luchar!

Es el mandato de Dios en la historia,

¡Vencer al opresor! Sublime tu gesta

¡Oh Madre Micaela!

Con tu martirio encendiste

La libertad en la América.

Los pueblos del Mundo

Te besan la frente,

Como José Gabriel eres tú

Eres lumen del Perú

 

ESTROFAS

 

I

 

Gloriosa historia de amor

Épica unión de valor,

Entre altas montañas

Y el río profundo,

Vuela enamorado

El cóndor altivo

A su flor escogida.

La flor de Amancay

Del valle florido.

¡Micaela Bastidas!

¡Y Túpac Amaru!

Raíces del Ande,

Símbolos eternos

¡Altura! ¡Grandeza!

¡Lucha! ¡Redención!

 

 II

Su herencia es nuestro lar

De milenario esplendor

Áureo y fecundo,

Laboriosa estirpe.

¡El suelo regado!

¡Con su sangre andina!

Para darnos por siempre

Un digno vivir

Fraterno y libre.

¡Honremos hermanos!

¡La cuna sagrada!

De nuestra ascendencia,

Del ruin tirano

Y el usurpador.