-¿Y por qué no te quedas a vivir conmigo? -preguntó inmediatamente, Américo a la bella Matilda.
- ¿Quedarme? ¿a hacer qué? y mi trabajo en la editora Malibù? no puedo dejarlo así por así -contestó Matilda.
- Pues me ayudas a ordenar mis libros y mis archivos -dijo Américo, levantándose de la cama.
Matilda se estirò cuan larga era y sonrío. Imaginó ser la asistente del gran Américo, por un momento. Luego se levantó, entró al baño, se arregló y se marchó.
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