lunes, 23 de abril de 2012
calendario civico... para recordar (MINEDU)
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mso-bidi-font-weight:bold'>domingo, 22 de abril de 2012
Tambobambino maqtatas
Tambobambino maqtatas
José María Arguedas
Tambobambino maqtatas
yawar mayu apamun
Tambobambino maqtatas
yawar unu apamun
Tinyachallanñas tuytuchkan
qinachallanñas tuytuchkan
charankullanñas tuytuchkan
biritillanñas tuytuchkan
Wiphalitay wiphala
wiphala wiphala wiphala
wiphalalalay wiphala
wiphalitay wiphala
Khuyakusqan pasñari
waqayllañas waqaschllan
Wayllukusqan pasñari
llakillañas llakischllan
Punchitullanta qhawaspa
charankullanta qhawaspa
biritillanta rikuspa
qinachallanta rikuspa
Wiphalitay wiphala
wiphala wiphala wiphala
wiphalalalay wiphala
wiphalitay wiphala
Katatay Temblar
Katatay Temblar
José María Arguedas
Dicen que tiembla la sombra de mi pueblo;
está temblando porque ha tocado la triste
sombra del corazón
de las mujeres.
¡No tiembles, dolor, dolor!
¡La sombra de los cóndores se acerca!
— ¿A qué viene la sombra?
¿Viene en nombre de las montañas sagradas
o a
nombre de la sangre de Jesús?
— No tiembles; no estés temblando;
no es sangre; no son montañas;
es el resplandor del Sol que llega en las
plumas de los cóndores.
— Tengo miedo, padre mío.
El Sol quema; quema al ganado, quema las
sementeras.
Dicen que en los cerros lejanos
que en los bosques sin fin,
una hambrienta serpiente,
serpiente diosa, hijo del Sol, dorada,
está buscando hombres.
— No es el Sol, es el corazón del Sol,
su resplandor,
su poderoso, su alegre resplandor;
que viene en la sombra de los ojos de los
cóndores.
No es el Sol, es una luz;
¡Levántate, ponte de pie; recibe ese ojo sin
límites!
Tiembla con su luz;
sacúdete con los árboles de la gran selva,
empieza a gritar.
Formen una sola sombra, hombres, hombres de mi
pueblo;
todos juntos
tiemblen con la luz que llega.
Beban la sangre áurea de la serpiente de dios.
La sangre ardiente llega al ojo de los
cóndores,
carga los cielos, los hace danzar,
desatarse y parir, crear.
Crea tú, padre mío, vida;
hombre, semejante, mío, querido.
Poesía Arguediana
A nuestro padre creador Túpac Amaru
José María Arguedas
Tupac
Amaru, hijo del Dios Serpiente; hecho con la nieve del Salqantay; tu sombra
llega al profundo corazón como la sombra del dios montaña, sin cesar y sin
límites.
Tus
ojos de serpiente dios que brillaban como el cristalino de todas las águilas,
pudieron ver el porvenir, pudieron ver lejos. Aquí estoy, fortalecido por tu
sangre, no muerto, gritando todavía.
Estoy
gritando, soy tu pueblo; tú hiciste de nuevo mi alma; mis lágrimas las hiciste
de nuevo; mi herida ordenaste que no se cerrara, que doliera cada vez más.
Desde el día en que tú hablaste, desde el tiempo en que luchaste con el acerado
y sanguinario español, desde el instante en que le escupiste a la cara; desde
cuando tu hirviente sangre se derramó sobre la hirviente tierra, en mi corazón
se apagó la paz y la resignación. No hay sino fuego, no hay sino odio de
serpiente contra los demonios, nuestros amos.
Está cantando el río,
está llorando la calandria.
está dando vueltas el viento;
día y noche la paja de la
estepa vibra;
nuestro río sagrado está
bramando;
en las crestas de nuestros
Wamanis montañas, en su dientes, la nieve gotea y brilla.
¿En dónde estás desde que te
mataron por nosotros?
Padre
nuestro, escucha atentamente la voz de nuestros ríos; escucha a los temibles
árboles de la gran selva; el canto endemoniado, blanquísimo del mar;
escúchalos, padre mío, Serpiente Dios. ¡Estamos vivos; todavía somos! Del
movimiento de los ríos y las piedras, de la danza de árboles y montañas, de su
movimiento, bebemos sangre poderosa, cada vez más fuerte. ¡Nos estamos
levantando, por tu causa, recordando tu nombre y tu muerte! (..)
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